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El “afrancesamiento” de los rosados españoles

Desde hace unas añadas estamos viviendo un proceso de transición colorista hacia rosados más claros y de menos capa.

Dice el refrán que “a lo que está de moda, todo el mundo se acomoda”. Y el rosado español no escapa de ello. Desde hace unos años estamos asistiendo a un proceso de aclareo (y no, no nos referimos al que se hace se hace en el viñedo de brotes o racimos) debido al empuje que están teniendo este tipo de vinos en el mercado, con los franceses provenzales a la cabeza. Y si lo del vecino funciona pues no hay de otra que copiarles un poco.

Son numerosas las bodegas que han cambiado sus estilos de rosado debido a lo que demanda el mercado: han pasado de colores rojo frambuesa o fresa a los tonos rosa pálidos, asalmonados y piel de cebolla, llegando incluso alguno a parecer un blanco si no tenemos puestas las gafas de cerca.

Además, bodegas y zonas elaboradoras tradicionales de estos vinos, han empezado a aumentar su portfolio con este estilo de rosados claros pero sin dejar de elaborar sus rosados clásicos. Es el caso de zonas como Cigales, León o Navarra.

Las causas de este giro en el color son claras: la economía. En un país donde las exportaciones son el sustento de las bodegas, no queda otro remedio que plegarse a lo que quieren los consumidores y lo que quieren son vinos rosados de estilo provenzal, esto es, de colores pálidos. Además, aquí en España, donde el turismo de extranjeros es una importante fuente de ingresos, los rosados que más venden son los de esta clase.

Motivos podemos encontrar más: gustos del productor, puede ser más vistoso, elegante o delicado, queremos llegar a otro tipo de clientes o simplemente tener un producto más para vender. Pero lo del párrafo arriba de éste es la realidad.

Y ya metidos en materia, ¿cómo conseguimos estos colores más pálidos? Pues con un mayor porcentaje de variedades blancas, maceraciones más cortas o prensados muy suaves son alguno de los métodos. En otro post explicaré con mayor amplitud los procesos de elaboración.

Cómo reflexión personal, a este servidor se la trae “al pairo” (por cierto, nombre de un rosado cigaleño de las Bodegas Mucy ) el color mientras se beba vino rosado, aunque por gustos me inclino un poco más hacia los tradicionales rojos fresa y frambuesa ya que suelen ser más frutales, intensos y vivaces (y quizá, me tira lo local). Pero mientras haya variedad y dónde elegir, para gustos los colores (y nunca mejor dicho).

Y ya que hemos empezado con un refrán, vamos a terminar con una cita del gran Luis Buñuel: “La moda es la manada; lo interesante es hacer lo que a uno le de la gana.”

¡Hasta el próximo post #Claretistas!

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