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Vino en lata. ¿Sí o no?

Detractores y partidarios hay en todo los lados y en todos los temas. Política, economía, famoseo son sólo alguno de los que más aglutinan. Y, de entre tanta controversia, el mundo del vino no se encuentra ausente en varios de ellos. Sí, si hablamos de polémicas en los últimos tiempos en torno al mundo del vino, sin duda una de las que saldrían a la palestra sería la de envasar el vino en latas, el formato con el que irremediablemente asociamos a refrescos y cervezas, siendo éste uno de los puntos discordantes. Abierta la caja de Pandora, empecemos por lo que dicen unos y otros.

Los “prolateros”

Actualmente son la minoría, pero cada día (aunque muy lentamente) van ganado más adeptos. Entre las cosas por la que apuestan por este formato son las siguientes:

  1. Juventud: sin duda, es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la industria vitivinícola: mejorar el consumo de vino entre los jóvenes. En una etapa en donde lo que más se toma actualmente es cerveza y bebidas destiladas, el vino no quiere quedarse atrás. Y aquí entra el vino en lata para revertir esta tendencia: crear un producto económico (menos cantidad, más barato que una botella), divertido, que llame la atención, transgresor… Atributos todos ellos que busca siempre este colectivo. Y si a eso le añades vino ecológico y vegano puedes partir la pana.
  2. Manejabilidad: por su capacidad (25 o 33 cl) es un producto cómodo, fácil de transportar (¿no te parece más sencillo llevar unas latas a la playa que tener que llevar una botella, copas…?) y adaptarse a lugares y situaciones donde el vidrio esté prohibido o desaconsejado: actividades al aire, festivales de vino, etc. Mira, esta última opción también perfecta para la juventud 😉
  3. Versatibildad: puede contener todo tipo de estilos de vino sin problemas: tranquilos, con burbujas, con o sin azúcar… Y se enfrían mucho más rápido que las botellas de vidrio.
  4. “Catabilidad”: término acuñado por este escritor para la ocasión. ¿Cuántas veces has querido probar varios vinos pero por el tema económico solo te llega para una o dos botellas? Este problema quedaría resuelto con el vino en lata ya que nos ofrecería un producto más económico y poder catar más cositas.
  5. Nuevas opciones de mercado: mientras en nuestro país en una opción muy minoritaria, el vino en lata es ya tendencia en diversos países, entre ellos el estadounidense, por lo que podrían abrirse nuevas vías de ventas.
  6. Sostenibilidad: el aluminio es un material infinitamente reciclable y permite un mayor ahorro que as tradicionales botellas.

Todo suena muy bien ¿verdad? ¿Entonces por qué no estamos enlatando en masa? Aquí entran los detractores:

  1. Tradición: el vino es tradición. Y la tradición es botella, y unida a ella el vidrio. Existen otros formatos consolidados en el mercado como son el bax-in-box o tetra brick. Pero seamos sinceros: al 99,99% de la población si le hablas de vino piensa inmediatamente en botella de vidrio de 75 cl. Además, son muchas las ventajas del vidrio: aislamiento, neutralidad, reciclable y los vinos evolucionan excelentemente.
  2. Calidad: nadie se imagina un Vega Sicilia o Pingus enlatado. Pero no hace falta irse al extremo: un vino de 20€ también es difícil que lo veamos en este envase. Y, ¿adonde se quiere ir a parar con ésto? Pues que los productores se cuestionan y ponen en duda la calidad de los vinos en lata. Pero (y aquí dejo mi duda), ¿no sería buena opción para vinos jóvenes y da rápido consumo? Les dejo que piensen en ello
  3. Diferenciación: o mejor dicho, no hacer un “coupage” de bebidas. Lata → Refresco. Botella → Vino. Y ya está. Además, el ritual que te realiza el sumiller en tu restaurante favorito quedaría muy descafeinado con vino enlatado.

Vistas unas opciones y otras, sólo queda conocer cómo está actualmente el mercado. Y éste nos dice que el vino en lata es un producto cada vez más em auge. Los vinos del Nuevo Mundo (EEUU, Australia, Nueva Zelanda…) son los que más están apostando por este envase, en contraposición con los del Viejo Mundo, donde está más difícil que cale en la mente de los productores aunque va habiendo ligeros progresos.

¿Y cómo son estos vinos? La mayoría tienen mucho en común: monovarietales, sencillos, frescos, jóvenes, frutales y pueden tener o no carbónico. Económicos en cuanto al precio y es que, no olvidemos, que son los que han venido a competir con cervezas y refrescos.

En nuestro país, son ya varias las empresas y bodegas que comercializan vino enlatado: Zeena, Aluvinum Wines, Bodegas El Progreso, Kanvas, Vicente Gandía o Vinícola de Villarobledo, entre otras. Incluso el Consejo Regulador de la DO Arabako Txakolina ha solicitado autorización para poder envasar en lata. ¡Txacolí en lata! ¿Te imaginas?

Imagen propia

Desde Pasión Rosado también queremos dar nuestra opinión sobre el tema y, en este caso, estamos a favor de la lata. Y por diversas razones. Como se ha comentado arriba, puede ser un buen producto en diversas situaciones, para dar salida a cierto tipos de vino y para aumentar nichos de mercado. Y aquí lanzo la reflexión: si el objetivo es que se beba vino ¿qué más da el envase?

En el siguiente link os dejo las notas de cata de dos vinos rosados en lata: https://pasionrosado.com/rosados-en-lata-i/

¡Hasta el siguiente post #Claretistas!

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